Las plantas ocupan un lugar privilegiado en la naturaleza: producen oxígeno, alimentos, vitaminas, minerales y enzimas, y alimentan nuestros 5 sentidos… El ser humano ha recurrido a ellas desde siempre para sus remedios, siendo probablemente la medicina natural más antigua (después de la mano y el masaje, espontáneo y calmante).
La fitología (a la que asociamos la mineralogía) es una de las técnicas principales de la naturopatía.
El uso de plantas con fines terapéuticos había caído en desuso (aunque no entre las generaciones anteriores, y recientemente ha resurgido el interés en otras), porque su acción a veces es más lenta que los medicamentos químicos (que también provienen de la naturaleza, por concentración del principio activo o síntesis de moléculas) y su utilización podía ser más compleja. Pero las plantas presentan muchas ventajas (menos efectos secundarios adversos, acción progresiva, sinergia, adecuadas para problemas crónicos, pueden tomarse a largo plazo…) y se ofrecen en diversas formas.
Según su situación, puedo aconsejarle fitología (infusiones, decocciones), aromatología (aceites esenciales), gemmología (a base de brotes), oligoelementos, elixires florales (flores de Bach), sales de Schüssler…